miércoles, 23 de febrero de 2011

Si fue un sueño, sería una pesadilla

Departamento con colores oscuros. De noche, afuera mucho viento. Una mujer, Paula, apoyada sobre un mueble, cruzada de brazos espera en la oscuridad. Música de fondo. Se traslada hacia una esquina donde hay un pequeño sillón gris iluminado por la luz de la ciudad que entra por la ventana cercana. Parece pensar. Su rostro connota amargura, tristeza, cansancio. Se oyen ruidos tras la puerta, un hombre, Franco, ingresa a la casa sin advertir la presencia silenciosa de Paula. Enciende la luz y la ve.

FRANCO. (algo asustado)
                ¿Qué hacés oscuras? ¿Y tan tarde despierta? (Sin respuesta. Él se acerca y la besa en la frente, ella sigue en la misma postura, sin mover ni un músculo. Él se quita el abrigo, deja las llaves sobre una mesita y la mira de costado. Con un tono extraño, como si supiera qué sucede) ¿Estás bien?

PAULA. (casi susurrando)
                Sí, estoy bien. ¿Te divertiste?

FRANCO
                Bueno... hacer lo mismo siempre cansa. Charlamos, jugamos a las cartas. Tomamos.

PAULA. (Suspirando)
                Volviste más temprano.

FRANCO.
                Me aburría. Además mañana tengo esa entrevista. Quiero descansar bien. ¿Vos qué hacés mañana? (Sale de escena)

PAULA.
                Trabajo, como siempre. (Se levanta, busca los cigarrillos)

FRANCO. (Vuelve)
                No fumes adentro.

PAULA.
                Fumo en la ventana.

FRANCO.
                Pero entra igual el humo. No fumes, es tarde. Vamos a dormir.

PAULA.(Lo mira seria, casi enojada. Entrecortada)
                No... tengo... sueño. Y quiero fumar.

(Silencio. Se miran.)

FRANCO.
                ¿Qué te pasa?
               
PAULA.
                Se acabó, Fran.

FRANCO.
                ¿Qué se acabó?

PAULA.
                Esto. Nosotros.

FRANCO. (Incrédulo. Sorprendido.)
                ¿Por qué?

PAULA. (Muy tranquila. Abre la ventana. Mira hacia afuera todo el tiempo.)
                ¿No lo notaste?(Silencio) Estoy cansada, no cansada de harta, sino cansada. No tengo más cuerda que tirar. No estamos bien. Hace mucho tiempo. (Se lleva un cigarrillo a la boca.) Te juro que traté de esforzarme y ver las cosas de otra manera. Desde otra perspectiva. Pero, Fran, las cosas están tan claras. (Lo mira. Sonríe amargamente. Prende el cigarrillo. Va pitando a medida que habla) ¿Te acordás de todos los sueños, todas las promesas, que hicimos juntos? Se esfumaron, se fueron. ¿Te acordás lo difícil que fue para mí dejar todo en mi ciudad para venir acá con vos, para que vivamos juntos? No es un reproche, sólo acordate. Dejé mis estudios... bueno... no es que amara mi carrera, pero lo dejé para poder trabajar acá. Y dejé a mucha gente ahí. Amigos que... no, bueno, no eran amigos, pero gente que me quería, que me apreciaba y que yo apreciaba también. Dejé a mi familia, para formar una con vos. No me refiero a tener hijos y todo eso, lo sabés. Me refiero a conocer gente nueva, a formar un grupo de amigos juntos, yo sólo quería que nosotros fuéramos nuestra familia. Y ahora, eso se ve tan lejano. No porque falte tiempo, porque haya que esperar, sino porque no sucederá... Nos peleamos, discutimos por tonterías. Esto está podrido, y lo sé desde que sé que me engañabas. Ya no salimos, ya no hablamos. No me escuchás cuando quiero contarte alg, nada te interesa y ponés la excusa de que sólo yo te intereso, pero no ponés atención en las cosas que me pasan a mi alrededor. No sé cómo llegamos hasta acá. Cómo pudimos dejarnos estar si es que nos queríamos tanto. (Arroja el cigarrillo por la ventana y la cierra. Sin mirarlo, pasa a su lado y se dirige hacia la habitación lentamente.)

FRANCO.
                Son problemas normales de pareja, no por eso tenemos que terminar... No entiendo como de repente podés pensar todo esto... ¿Por qué das por terminado todo?

(Silencio. Paula suspira.)

PAULA. (Se da vuelta y lo mira, sonríe amargamente)
                Yo siempre lo había sospechado, no me convencía del todo, pero confirmaste que me engañabas con tu silencio cuando lo dije. (Se mete en la habitación)

(Silencio. Ella hace la cama, él la mira parado en la puerta. Parece helado por la conversación)

PAULA.
                No lo pensé de repente. Hace mucho que daba vueltas en mi cabeza. Nunca me animé a decirlo porque pensé que estaba equivocada, o capaz quería dejar pasar tiempo para equivocarme y ver que todo había cambiado, que las cosas mejoraban. (Silencio) Realmente no quiero discutir una vez más. Es tarde... (Arregla las almohadas. Franco mira el suelo en la misma posición. Ella se quita pantalones. Él la mira.)

FRANCO.
                Esto no es lo mejor...

PAULA.
                ¿Qué cosa? (Franco le hace un gesto señalando que ella se quitó lo pantalones) ¡Ay, dale! (Chistosa) Me viste más desnuda que esto en peores situaciones, ¿ahora te vas a hacer problema? (Franco vuelve a mirar el suelo. Se endereza. Permanece así unos segundos. Suspira y se dirige a un mueble. Abre un cajón y saca sábanas.) ¿Qué hacés? (Con tono de voz bajo, triste)

FRANCO.
                Voy a dormir en el comedor.

PAULA. (retomando su voz normal)
                Franco... Podemos dormir juntos.

FRANCO.
                No creo que sea lo mejor. (Sale de la habitación.)

PAULA. (Saliendo al pasillo, siguiendo a Franco)
                No tenés que dormir en el sillón, sigue siendo la casa, la cama de los dos. Dale.

FRANCO. (Se detiene)
                ¿Te parecería normal?

PAULA.
                Totalmente.

FRANCO. (La mira. Está parada, con sus manos apoyadas en su cintura, mirándolo con cierta paz en los ojos.)
                ¿Estás bien?

PAULA. (Cambia su gesto tranquilo por el de preocupación)
                Sí, ¿por qué?

FRANCO. (Triste)
                Parece que... quisieras de alguna manera que esto pase...

PAULA. (sonríe con cierta impaciencia)
                No... Franco... nunca quise que esto pasara. Y la muestra real de eso es haberlo dicho hoy, en vez de decirlo la primera vez que lo pensé. La muestra es haberme callado e intentado que las cosas funcionaran, ¿sí? ¿Podés verlo como lo veo yo?

FRANCO.
                Sí. Es que no entiendo todavía...

PAULA. (Suspira, intolerante)
                ¿Qué no entendés? ¿No viviste todas las peleas estúpidas que tuvimos este último tiempo? ¿Eras vos o no el que me ignoraba mirando la televisión o jugando en la computadora cuando te contaba sobre lo que me había pasado a mí o a alguien cercano? ¿No eras vos el que todas las noches se acostaba a mi lado y me daba la espalda sin siquiera decirme "buenas noches, amor"? Sí sé que eras vos el que hacía eso antes... Me besabas, me decías "buenas noches" y me abrazabas, y sino me abrazabas, me pedías que te abrace yo. Ese eras vos. Ese es el que ya no está. Pero fuiste vos también el que estaba semi ausente, o semi presente, no sé. El que desaparecía todo el día con la excusa de buscar trabajo y volvías con amigos, después de tomar váyase a saber cuánto wisky y pretendiendo que yo los atienda como si fuera tu esclava. Ese también fuiste vos. Pero no te diste cuenta... (Abatida, mira hacia abajo, lo vuelve a mirar a los ojos) ¿Ves de qué hablo? No quiero pelear más. Por cualquier cosa, me indigno, me saco... y vos también. (Silencio) Vamos a dormir.

FRANCO.
                ¿Juntos?

PAULA.
                Sí. (Silencio nuevamente, esta vez más largo) Estoy cansada. (Se dirige a la habitación. Apaga la luz y se acuesta boca arriba. Franco se acerca a la habitación, la mira. Duda. Se quita la ropa y se mete en la cama, también boca arriba)

FRANCO.
                ¿Qué vamos a hacer?

PAULA. (Tierna)
                No sé... mañana veremos. Ahora es tarde...

 (Silencio)

FRANCO.
                ¿Puedo contarte algo? Es que necesito decirlo, al menos para después decir que al menos lo intenté...

PAULA. (dudosa)
                Sí... (silencio corto) Contame.

FRANCO. (Comienza lentamente)
                Fue una sola vez, Pau... Lo juro. No sé ni siquiera por qué lo hice. No me sentía yo... me sentía perdido. En ese momento estaba tan mal, desesperado...

PAULA. (interrumpiéndolo, suavemente)
                ¿Cuándo fue...?

FRANCO.
                Hace tres meses... cuando hicimos esa cena de despedida con los chicos del trabajo. Estábamos todo el grupo. Las chicas también, Dani y Neila. Cenamos y todos se reían, hablábamos, todo parecía tan irreal. La mayoría había conseguido un nuevo trabajo. Sólo éramos tres los que estábamos en la nada... Denis, el chico de Olavarría y yo. Todo el resto estaba como si nada. Te juro que la sensación era como si a nosotros tres nos mandaran a la guerra y esa era nuestra fiesta de despedida. Como si fuésemos a morir. El resto seguía su vida normalmente, nosotros no. Yo no. (Silencio) Cuando terminó la cena, charlamos un rato más y casi todos se fueron. Yo quería quedarme, no sabía cuándo iba a volver a verlos a todos juntos. Denis y el otro me acompañaron. Quedábamos todos hombres y dijeron de ir a un boliche. Ellos querían festejar... (Silencio. Suspira) Fuimos... en el camino, uno llamó a unas minas y nos las encontramos allá. Bailaron toda la noche juntos. Y nosotros tres nos mantuvimos en la barra. Por primera vez me sentía mareado de tanto tomar... Sabés que eso no me pasa, que no me emborracho. Denis hablaba con el otro, yo trataba de seguir la conversación pero no podía. Se acercan dos de las minas a la barra y una se queda hablando con nosotros, la otra se va. (Su voz dennota algo de nervios por lo que cuenta y acelera).  El de Olavarría, se ve que entendió la situación muy rápido y desapareció, y la mina nos empezó a decir si quería que fuésemos los tres a algún lugar más tranquilo. Denis se cagó de risa y se fue. Yo no tuve ni fuerzas de responder nada. En otra situación la hubiese defenestrado por ser tan barata y fácil. Pero estaba en otra... Se quedó un rato al lado mío, como no le daba bola se fue. Denis y el otro ya se habían ido. Fui y saludé al resto. Salí del boliche y era de noche todavía, caminé tres pasos y apareció la flaca de nuevo. Caminando hacia mí, diciendo si la podía acompañar hasta el estacionamiento a buscar su auto, porque Maximiliano se había ido con sus amigas y no quería ir sola. Dije que sí. Se ofreció a llevarme a casa. Cuando llegamos a la puerta, me quedé en silencio y ella me preguntó si estaba bien. (Silencio) Me puse a llorar, dicéndole lo mal que estaba con vos, lo del laburo, las peleas con mi familia... Ella me abrazó y me besé la frente y me decía que me calmara, que las cosas mejorarían. Que seguro vos me quería mucho y que yo era muy eficiente y conseguiría un trabajo enseguida. Medio segundo después, la miré y me sonriendo me dijo si no quería ir a otro lugar, más tranquilo para relajarme... (Silencio largo. Fanco buscaba con los ojos a Paula sin moverse.) Y fui...

PAULA.
                ¿A dónde?

FRANCO. (Confundido)
                Que.. ¿querés saber?

PAULA.
                Sí...

FRANCO.
                Bueno... a su departamento...

PAULA.
                ¿Cómo era...?

FRANCO.
                ¿El departamento?

PAULA.
                Ella...

FRANCO. (Más confundido. Silencio. Con la voz cansada.)
                Normal. No muy alta... tenía las tetas hechas seguro. Porque no era proporcional con el resto de su cuerpo... (Hace gesto de arrepentirse de haber dicho eso.)

PAULA.
                ¿Era linda?

FRANCO.
                No mucho...

PAULA.
                ¿Cómo fue?

FRANCO. (La mira sorprendido y enojado)
                No creo que sea necesario...

PAULA. (Muy tranquila)
                Quiero saber, en serio.

FRANCO.
                Bueno... fuimos al departamento y me dijo que tomara mucha agua para limpiarme del alcohol. Estábamos en el sillón y no sé cómo, pero terminamos en la cama... No me siento cómodo contándote esto, Paula... (silencio. Su gesto de enojado pasa a triste, lo mismo con su voz. Suspira, su voz se hace más grave, más seria) Me acuerdo que... terminé... con ella... y me fui. Me pedía que me quedara, que me iba a hacer bien. Pero me fui. Eran las cinco... no sé... caminé un trecho y vi un colectivo y lo tomé. Apenas me subí me llamó Neila, diciendo que ustedes dos nos estaban esperando a Denis y a mí, y cuando él llegó, vos no dijiste nada. Lo saludaste, lo escuchaste dos minutos y te despediste para irte a dormir. Y que ella estaba preocupada. Al rato llegué. En el ascensor me di cuenta que tenía perfume de mujer, así que entré y me fui al baño. Con agua me limpiaba pensando en cada detalle. Un tarado... Fui hasta la habitación y te vi dormida... Me senté y te acaricié. Me contuve todo lo que pude, pero las lágrimas se me caían de los ojos... Y te veía tan dormida, tan linda como siempre, y no entendía qué había hecho. No entendía por qué... (su voz empieza a cortarse) Quería despertarte y decirte todo, y decirte que yo no quería hacerlo, que me sentía mal, que ella me contuvo y me dejé llevar como un pelotudo. (Llora) Pero lo único que hice fue taparme la cara, hacer fuerza para no llorar y traté de calmarme. Me acosté al lado tuyo y te abracé...

PAULA. (Lo interrumpe. Él no lo notó pero ella lo estaba mirando.)
                Y suspiraste dos veces antes de dormirte. (Él la mira sosprendido) Yo estaba despierta, amor. ¿Me creés capaz de dormirme sabiendo que estás afuera, de dormirme sin esperarte?

FRANCO. (sollozando)
                ¿Por qué no dijiste nada?

PAULA.
                Porque sabía... de alguna manera lo que había pasado... pero al hablarlo con mucha gente, todos me convencían que estabas así por la situación que vivías, porque te había hecho mal la fiesta esa. Denis me decía eso. Y le creí porque él también estuvo ahí...

 (Silencio)

FRANCO. (llorando)
                Perdoname, amor, en serio. Perdón. Te juro por mi vieja que no quería. Que yo sólo quiero estar con vos, que no me interesa otra, que me muero sin vos. No sé qué pensar, no sé qué hacer si te vas. Si esto se acaba, me acabo yo también. Me muero... Te juro que no quería... (llora fuertemente) no quería...

PAULA. (Enternecida tristemente, tranquila)
                Sh, amor... no llores... mirame, mirame a mí. Estoy en paz. Tranquila. Porque era obvio esto... no pasa nada, Fran, las relaciones se terminan, no hay nada eterno, ¿no? No llores... en serio todo se va  a arreglar, vas a ver. Vas a estar bien de nuevo... No llores. (Lo abraza, apoya su cabeza sobre su pecho, él la abraza también.)

(Por unos instantes, se oye el llanto de Franco, pero poco a poco se va calmando. Ambas respiraciones van a la par. Ella sigue en la misma posición, él le acaricia suvamente la espalda.)

FRANCO.
                Pau...

PAULA. (con tono somnoliento)
                Si...

FRANCO.
                Te amo.

PAULA. (Sorprendida, siente que su corazón late muy fuerte. Le cuestan las palabras)
                Yo... también... te amo, Fran.

FRANCO.
                No te vayas, por favor.

PAULA.
                Mañana vemos, ¿sí?

FRANCO.
                No. No te vayas. (Paula lo calla suavemente. Silencio.) ¿Te acordás del día en que caminábamos por el centro tomados de la mano, riendo,  y fuimos al parque donde vimos los ancianos abrazados?

PAULA. (sonriendo)
                Sí.

FRANCO.
                Ese día... me di cuenta... que estaba enamorado de vos...

PAULA. (Lo mira sorprendida. Hace un movimiento casi imperceptible con la cabeza, como negando. Parece estar a punto de llorar.)
                No digas esas cosas ahora... No sirven. Ahora hay que dormir...
               
FRANCO.
                Amor...

PAULA.
                ¿Qué?

FRANCO.
                Buenas noches...

PAULA. (suspirando)
                Buenas noches.

Paula cierra los ojos. Ninguno se mueve de su posición. Luego, Franco los cierra.
 La imagen parece congelada. Música. Apagón.

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